El máximo potencial de la colaboración surge justamente en los escenarios más desafiantes, en medio de conflictos aparentemente insuperables.
¿Piensas que la colaboración solo florece en condiciones de perfecta armonía, donde todos se llevan bien y piensan igual? Este ideal, aunque atractivo, rara vez se vive en la realidad del día a día, desalentando nuestra disposición a colaborar.
A pesar de que a nivel racional entendemos que necesitamos la diversidad de conocimientos y voluntades para resolver desafíos complejos, en la práctica nos faltan los incentivos y habilidades necesarias.
Este desajuste nos plantea una pregunta crucial: ¿cómo podemos cultivar habilidades prácticas de colaboración que funcionen en la vida real?
De VICA a FANI
Durante la última década, hemos navegado un mar VICA: volátil, incierto, complejo y ambiguo. ¿Pero qué sucede cuando este mar se transforma en algo aún más impredecible?
Actualmente, nos enfrentamos al paradigma FANI, describiendo un mundo frágil,…
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